domingo, 11 de noviembre de 2012

#Crónicas musicales #El sector profesional de la música


  #"Engancharse en el último tren"

                                             Por Omar Alfonso Reyes Canto
 
   Mientras el movimiento de aficionados de la música crecía a pasos gigantescos en casi todos los niveles de la sociedad cubana de los años 60s, el sector profesional de la misma aún se mantenía funcionando con cierta independencia a los efectos económicos y administrativos...; al menos por un tiempo…
Para poder trabajar en el sector profesional de la música tan sólo se necesitaba el carnet del sindicato de la misma. 


   Al menos en las cercanías de nuestra localidad, ( Rancho Boyeros- Santiago de las Vegas), había un sindicato que estaba localizado en La Habana y otro en San Antonio de los Baños; pero debieron haber otras localidades sindicales a travez de todo lo largo y ancho del pais.  

  Desde principios de la década de 1960, hubo una “racha” muy próspera para el sector profesional de la música, especialmente para las agrupaciones que se dedicaban a la actividad bailable, las cuales ganaron mucho dinero…No fueron pocos los músicos profesionales con los cuales tuve la oportunidad de laborar años más tarde, que me comentaron sobre esta etapa que llamaron “La Danza de los Millones”…seguramente en referencia a aquella que con años de antelación, se había producido al término de una zafra azucarera…


   Pues bien, esta fructífera etapa económica para el sector profesional de la música, se debió en gran parte a las contrataciones directas de un organismo gubernamental conocido por sus siglas JUCEI. Esta entidad oficial expedía contratos pagados en efectivo a las distintas orquestas, conjuntos, etc., que ofrecían sus servicios en ferias, fiestas patronales de los pueblos, bailes populares, etc. 


   Como explicáramos anteriormente, estas actividades musicales fueron muy bien remuneradas, y las mismas se sucedían contínuamente a travez de todo el pais y durante casi todo el año…por lo que, a tales efectos, todo marchaba bien para el sector profesional.


  Dada estas posibilidades de trabajo existentes para el sector profesional de la música, era de suponer que muchos músicos que aún no habían podido profesionalizarses, tratarían a toda costa el lograrlo; y algunos finalmente pudieron lograrlo al poder conseguir el carnet del sindicato; que como señaláramos anteriormente, era el único requisito entonces para poder laborar en el sector profesional de la música. 


   Y esto era algo muy importante de lograr. Por cuanto se comentaba que en unos pocos años, el sector aficionado de la música sería el que sustituría al profesional de la misma... que ya no habrían más músicos profesionales dedicados a la profesión completamente; sino, por el contrario, habrian “obreros-músicos"...; combinando un empleo equis con la actividad musical de forma gratuita...(!)


  Pero nunca llegó a ser del todo así…Porque, aunque el movimiento aficionado continuaba acrecentándose, (crescendo), y el profesional era todo lo contrario, (decrescendo), con el devenir de unos pocos años, el sector profesional dejó de funcionar como tal, (en el sentido privado), pasando a ser consolidado en un solo sindicato; por lo qu, a los efectos de existir,  no desapareció del todo como quizás se tenía previsto... 


   Entonces, se crearon organismos para su organizacion; tales como el “Consejo Nacional de Cultura”   (situado entonces en el Palacio del Segundo Cabo, en La Habana Vieja), y las oficinas del "Buró de Contrataciones Artísticas”, (situado en los bajos del edificio “Focsa”, en la barriada Vedado. Por otra parte, se establecieron evaluaciones técnicas periódicas para todos los músicos profesionales y para los que hasta ese entonces no lo eran…

  También, a los efectos de la nacionalización del sector profesional de la música, a los músicos profesionales que llevaban años en el giro, se les propició un sueldo histórico; el que representaba algo así como un ajuste al salario devengado regularmente por la actividad que, hasta ese entonces, había sido de caracter privada. Claro es, hubo casos en que este “sueldo histórico” no se correspondía, -o en más o en menos-, con las cifras que habían estado ganando con anterioridad al mismo...
 

   Por otra parte, dado los rumores de erradicar oficialmente el sector profesional de la música, que, como señaláramos anteriormente, dentro de un tiempo ya no habrían más oportunidades para pertenecer al mismo, muchos jóvenes que teníamos una formación musical académica de nivel medio, (ya que habíamos cursado las primeras asignaturas de la enseñanza musical, tales como el solféo, la teoría y el instrumento), pues, de hecho queríamos profesionalizarnos en cuanto antes…. ¡Y había que apurarse!... porque era como "engancharse en el último tren..."

  Así, y por tal motivo, fuimos a tocar para cuanta agrupación musical que estuviera en los pasos de profesionalizarse como entidad colectiva. Recuerdo a uno de estos grupos musicales que se denominaba“Guasanga”, que radicaba en Buena Vista, (Marianao). Este era como un conjunto de percusión al estilo de el de “Pello el Afrokam”; pero con un ritmo denominado como el del grupo: “Guasanga”.
Tengo dos anécdotas personales que me sucedieron con dos entidades musicales, una profesional y otra aficionada, a las cuales me acerqué con la misma finalidad de profesionalizarme. 


   La primera de estas entidades artisticas fue el trío “Los Cancilleres”; que en ese momento era uno de los mejores tríos profesionales a nivel nacional. La primera vez que voy a ensayar con ellos llevé mi bateria “casera“; por cuanto la misma estaba hecha con aditamentos sobrantes de otras por el estilo. Bien, el caso es que el Hit Hat, (que son los platillos que se tocan con el pie) estaba casi todo oxidado y se dificultaba el abrirlos. 

   Pues bien, continuando con lo de los platillos, la base de los mismos son dos tubos que van uno dentro del otro. Pero como los mismos se resisistían a abrirse (por el mismo oxido), yo sin saber, pues decidí untarles aceite de comer, (de cocinar), con la finalidad de que se abrieran más facilmente....

   Pero, esto lo había hecho el día anterior al ensayo, y como es de suponer, cuando traté de abrir el atril en medio de la sala de la casa, ( que quedaba en la calle Cienfuegos, en La Habana), salió una considerable cantidad de polvo de un color rojo corrosivo que, inevitablemente, manchó al instante las bellas losas del pulcro piso… 

  Demás está el decir el impacto colectivo que se experimentó por parte de todos los presentes…; y la pena que sentí… Pero, dada la calidad humana y la educacion de todos los miembros del trío, y de la de sus respectivos familiares, (especialmente la señora de la casa), el incidente se minimizó para que yo no sintiera ninguna verguenza al respecto...; y se prosiguió con el ensayo…


   Recuerdo que para poder transportar mi instrumento, una casi batería con bombo, platillos, caja, y dos tomtones, tuve que montarlos en la guagua por la parte de atrás, (que le llamaban "la cocina"); gracias que casi todo el mundo me ayudó; así fue en la ruta 76, desde Río Verde hasta la avenida Carlos III y la calle Infanta; y una vez allí, , tomé otra ruta hasta la calle  Cienfuegos en centro Habana...

  Este magnífico trío musical me ofreció contratarme para tocar con ellos en el hotel Riviera, en el Vedado, -siendo ellos mismos los que me pagarían-; ya que, las nuevas plazas en el "Buró de Contrataciones Artísticas" estaban congeladas por tiempo indefinido... Por supuesto, la primera vez que tenía que ir a trabajar (un Sábado en la noche), me fue imposible el presentarme por motivo del transporte; casi más de 3 horas de espera tratando de "capturar" un guagua para introducirme en ella con mi batería...y ahí, lamentablemente, terminó el contrato...Desde luego que quizás una máquina de alquiler (un taxi) hubiera sido la solución al respecto; pero yo no tenía dinero para ello...

  La segunda anécdota sucedió con otro grupo musical (un conjunto completo), que ensayaba en el edificio Masónico que estaba situado en la avenida de Carlos III y la calle Belasquoaín; (no sé si la escribí bien…) Bueno, en el primer ensayo que fui noté que no tenían partituras de música para la batería, (en este caso páilas, con bombo y platillo). 

   Pero, por suerte, para ese entonces yo ya leía música y, sin que se percataran de ello, comencé a leer por las partituras de las trompetas y a hacer todos los efectos orquestales a primera vista;-esto es a veces un recurso muy común para los bateristas de estudio cuando no existen partituras musicales para el instrumento-. 

   De esta manera, pues todos los miembros del conjunto estaban asombrados de cómo yo había sido capaz de tocar todas las piezas musicales sin antes haberlas ensayado y sin equivocaciones...y sin siquiera haber tenido la oportunidad de haberlas escuchado con anterioridad…Parece ser que para algunos de los miembros del conjunto que me observaban con cierto aire de dudas, esto se trataba de un acto de prestidigitación…(!)

  Finalmente, al poco tiempo, -y después de muchos intentos infrustuosos-, pude al fin lograr mi propósito de convertirme en un profesional de la música; pero no con ninguna de las entidades musicales mencionadas, sino por medio de la Banda de Conciertos de Mazorra, que reunía a excelentes músicos profesionales, los que a su vez trabajaban en otras orquestas del sector profesional...; (siendo éste el único caso conocido de profesionales autorizados a mantener dos trabajos a la vez).

  La otra gran oportunidad que tuve, y que resultó ser la definitiva en mi formación profesional, fue la de audicionar para optar por la plaza de baterista de la Orquesta del Conjunto Folklórico Nacional... la que, por unanimidad del voto favorable hacia mi por parte de todos los miembros de la orquesta, incluido el de su director, el entrañable maestro Obdulio Morales, me fue conferida la tan importante posición a saber... 

Omar

Notas.

   Hay una anécdota en cuanto a las evaluaciones técnicas que se efectuaron a todos los niveles del sector profesional de la música, y que resulta muy elocuente el narrarla...Resulta ser que en una oportunidad la comisión de evalución se presentó en la sede de la Banda Nacional de Conciertos con la finalidad de evaluar la calidad de la misma; pero esta magnífica Banda de primer nivel estaba dirigida por el gran maestro Gonzalo Roig; autor, entre otras, de la célebre zarzuela "Cecilia Valdés". 

   Pues bien, continuando con la anédcdota en cuestión, una vez que la comisión de evaluación, la cual estaba integrada por prestigiosos maestros de la música, se personó ante el insigne maestro Roig con el propósito de evaluar a su Banda, él inmediatamente les increpó: "todos los músicos que forman parte de esta Banda ya han sido evaluados por mi... entonces, yo quisiera saber, ´¿quién de ustedes va a evaluarme?..."

    Por supuesto que, todos los miembros de la comisión ofrecieron sus disculpas al venerado maestro,y, avergonzadamente, se marcharon de inmediato del recinto...;-y tengo entendido que dándole la máxima categoría a la Banda;  la cual era una A-1...(!)



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