viernes, 21 de junio de 2013

#¡Crónicas musicales! #"Un gran Maestro y una Gran Escuela"

¡Crónicas musicales!


       “Un gran Maestro y una Gran Escuela”

Por Omar Alfonso Reyes Canto

   Soy de la opinión de que un buen maestro hace a una escuela; y no lo  contrario...

   En el pueblo del Wajay, situado en las afueras de La Habana, exactamente después del reparto Fontanar, (yendo por la carretera que va de la doble vía de Rancho Boyeros a la barriada de la Lisa), abrió sus puertas una academia popular de música; allá, a principios de la década de 1960.

   En un modesto local habilitado al efecto, ubicado en un centro comercial construido de madera, -el que posiblemente databa de los principios de la fundación de este pintoresco pueblo rural-, y en el cual, (que yo recuerde), habían algunos otros establecimientos, tales como una cafetería, una bodega, un billar, etc., se estableció esta entrañable escuela de música; pequeña por su espacio algo limitado, pero grande por su significado social y su proyección artística...

   La misma se llamaba, “Secundino Vigoa”, y estaba académicamente auspiciada por el Conservatorio Caturla, el que estaba localizado en Marianao. Las clases eran nocturnas de lunes a sábado, y las asignaturas que se enseñaban eran solfeo, teoría e instrumentos, los que comprendían las cuatro familias de la instrumentación; tales como las cuerdas, las madera, los metales y la percusión...

Como ejemplo de los instrumentos que pertenecen a las cuatro familias, sería bueno explicar cuáles son los mismos.
Los pertenecientes a la familia de las cuerdas son los siguientes:
Violines, Violas, Cellos, Contra Bajos, Arpas

Los pertenecientes a la familia de las maderas son los siguientes:
Piccolos, Flautas, Oboes, Clarinetes, Fagotes, Trompas y Saxofones (a estos últimos, las Trompas y los saxofones,  a veces se les consideran instrumentos pertenecientes a la familia de los metales; de acuerdo al concepto de la instrumentación del arreglo musical a saber)

Los pertenecientes a la familia de los metales son los siguientes:
Trompetas, Trombones, Bombardinos, Tubas, (y a veces los Saxofones y las Trompas; como hubiéramos explicado anteriormente...

Y, finalmente, los pertenecientes a la familia de la percusión:
El Piano, los Timpani, la Batería,el Silófono, el Vibráfono,  los Timbales, las Tumbadoras o Congas, los Bongoes o Bongoses, las maracas, el Güiro, las Claves y otros tantos que no producen un sonido determinado dentro d e la escala acústica...(Hay instrumentos que como el mismo piano, la guitarra, ya sea la misma acústica, eléctrica o clásica, son considerados como instrumentos añadidos a la orquestación sinfónica; pero no forman parte del concepto instrumental de la misma)

   Pues bien una vez explicado este aspecto de las diferentes categorias o familias en que los instrumentos musicales están clasificados, volvamos ahora al aspecto primordial de este escrito; que no es otro que el de la academia de música del Wajay...
   
   Todos estos instrumentos señalados eran enseñados en esta modesta academia de música de manera gratuita, a cada estudiante que deseara aprender cualesquiera de ellos...Así, poco a poco, después de haber pasado los primeros dos niveles de solfeo, el estudiante comenzaba a ejercitarse en el instrumento escogido.Y una vez que algo adelantado en la lectura musical, el estudiante en cuestión se sumaba asi mismo al resto de los estudiantes que más adelantados se unían para ensayar en una pequeña orquesta de formato sinfónico; creada en la escuela a los efectos de la fase práctica de la enseñanza musical...

   Pero, ¿quiénes eran los maestros que ejercían en esta academia para enseñar tan disimiles instrumentos musicales a los estudiantes?... Pues solamente uno...un gran maestro llamado Armando la Guardia...

   Este extraordinario maestro musical era un señor con una vasta experiencia profesional, tanto en el campo de la ejecución instrumental (tocaba magistralmente el saxophone alto; entre otros tantos instrumentos), como en el campo pedagógico de la música. Había nacido en Cuba, pero vivió y laboró por muchos años en Paris, Francia, de donde recientemente había venido para Cuba después de una larga ausencia...
   
   El maestro Armando la Guardia era un hombre de gran responsabilidad en la enseñanza musical. Enseñaba con amor, con entusiasmo, con sabiduría, y sobre todo con seriedad... Lograba de sus estudiante el máximo de sus esfuerzos académicos y siempre los exhortaba a la superación profesional...

   Recuerdo que con alegría la mayoría de los estudiante asistíamos a las clases hasta los mismos sábados; cuando muchos de nuestros amigos, jóvenes también, pero que no estudiaban música, se iban a las fiestas que a veces se efectuaban en la barriada’ lo que era una tentación muy fuerte de resistir...

   Por otra parte, el maestro Armando la Guardia ornamentaba las clases con anécdotas de la vida profesional en Paris. Una de esta anécdotas fue la sucedida a otro gran músico cubano radicado en la ciudad luz, y que tocaba en la orquesta que acompañaba la opera, el mismo era de apellido Villa. Era un hombre elegante, educado y de la raza negra; algo muy atractivo en aquella época para el sexo opuesto francés. Pues bien, resulta que Villa mantenía relaciones íntimas con una dama de la sociedad parisina; pero las mismas eran mantenidas secretas, ya que, además de ser una mujer blanca, era casada con un señor que era Conde..

   Se dice que el Conde ya estaba enterado de las relaciones de su mujer con el músico, y una noche el señor Villa que estaba tocando, de repente sintió un fuerte dolor de cabeza; pero aun así, continuó tocando hasta el final de función... Al terminar ésta, como de costumbre, se fue a su casa; pero al día siguiente lo encontraron muerto en su alcoba...

   Pero, al investigar las causas de la muerte repentina del notable músico, encontraron un pequeño dardo envenenado incrustado en su cabeza; el que, evidentemente, y de acuerdo a los resultados de la investigación, fue lanzado por el esposo celoso que se encontraba sin su esposa esa noche en la función, desde unos de los balcones más cercanos a la ubicación de la orquesta...

   Pues bien, nos contaba el maestro La Guardia de que como la dama con la cual Villa tuvo la relación amorosa pertenecía a la misma familia de Aurora Duplessis, la mujer en la cual está basada  la historia real de “La Dama de las Camelias”, novela de Alejandro Dumas (hijo), decidió enterrar al destacado músico al lado de la tumba de la misma...

   Y así, de esta manera amena y respetuosa, he querido recordar y hacer llegar a todo aquel interesado en saber más de muchos de nuestros grandes glorias musicales, que, como el entrañable y respetado maestro Armando la Guardia, supieron llenar pautas en el pentagrama musical cubano por medio de la enseñanza...una vez en una modesta escuela, en el poblado del Wajay, la cual se hizo grande por la proeza del legado académicamente musical de este insigne maestro...

Omar

Notas.

Es bueno volver resaltar de que en esta academia musical todo era gratis, tanto las clases como los instrumentos musicales...  



    

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