lunes, 11 de marzo de 2013

#¡Crónicas musicales! #¡El maestro Adolfo Guzmán!!



                               Cronicas musicales
          “Las palabras alentadoras de un gran maestro”

   Para el año de 1973, después de haber terminado el curso de dirección orquestal impartido por el profesor Valdés Arnau en el ICR (hoy día ICRT), salí del Conjunto Folklórico Nacional, (donde toqué la batería para su Orquesta por espacio de 3 años, a la vez que hice algunos arreglos musicales para la misma), y me dirigí al Buró de Contrataciones Artísticas, situado en el edificio Focsa en el Vedado.
     Una vez allí, fui enviado por Castellanos, (el famoso cantante de la Banda Gigante de Benny Moré, que en aquel entonces fungía como dirigente en dicha entidad), a presentarme en el Cabaret Nacional (donde estaba la orquesta Sideral), para ocuparme de un show que se estaba montando para ir de gira a Pinar del Rio; el cual incluia, además de la orquesta, a un variado elenco artístico…
   Pues bien, al pasar algun tiempo, y habiendo regresado de la gira, se me ofreció la oportunidad de hacer un arreglo para la orquesta sinfónica del ICR (hoy dia ICRT). Esto sucedió producto de que nuestra orquesta (la SIderal), habia hecho algunas presentaciones en el programa televisivo “Palmas y Cañas”, y su productor y director, (creo que Nuñez de apellido), habia compuesto una canción; la cual decidieron que yo la orquestara…
   Una vez que pude terminar la partitura de la orquestación de la canción, la misma fue enviada al ICR a la atención del maestro Tony Taño; para ser revisada por él antes de ser  enviada al departamento de copias...
   Puesto que quería conocerme personalmente y ultimar algunos detalles de la orquestación, una noche fui citado por el maestro Taño al programa “Caravana”, en el studio Liberación, (en el edificio del ICR) donde él dirigia la orquesta Jazz-Band todas la noches. Después de algunas preguntas en cuanto a las ideas que yo habia escrito en la partitura, frente a un piano de cola Petroff, (y a una pizza que su hijo había traído), me indicó que revisara los arcos de las cuerdasl y hasta me orientó en cuanto a ello... Me dijo que el maestro Adolfo Guzmán (quien dirigiria el arreglo con la orquesta del ICR) era muy exigente en cuanto a la marca de los arcos de las cuerdas…(entiéndase violines, violas y cellos; no incluyo los contrabajos ya que escribí la orquestación para un bajo eléctrico).
   Pues bien, una vez que rectifiqué todo lo referente a los arcos de las cuerdas (y pasé la partitura en limpio; que fue otras de las indicaciones que el maestro Taño me diera), me encaminé el día de la grabación al estudio de Radio Progreso en la calle Infanta; que era donde asiduamente la orquesta grababa diariamente toda la música de los distintos programas televisivos y radiales del entonces ICR.
   Cuando llegué tuve que esperar mi turno de grabación que fue el número 6. Es de suponer el estado de nervios en que me encontraba, por cuanto se trataba de mi primera orquestación para una orquesta sinfónica de prestigio; como era la del ICR… y nada más que dirigida por uno de los más destacadas personalidades musicales de todos los tiempos, el gran maestro Adolfo Guzman…que era como estar en presencia de una leyenda viviente de la música cubana…
   Entonces, cuando llegó mi turno y la partitura le fue entregada al insigne maestro,éste, después de observarla por un instante, preguntó: ¿quién escribió este “mazacote” de notas en esta partitura?...¡Cuál no fue mi sobresalto ante tal  reaccion!...Entonces, sin saber cómo , me incorporé de mi asiento diciéndole: ¡soy yo maestro!…¡dirígala y después hablamos!... El me miró como sorprendido por mi respuesta, pero con una leve sonrisa dibujada en sus labios, se dispuso a dirigir la orquesta…
   Al poco rato de estar ensayando la pieza, uno de los trombonista de la orquesta, el maestro Generoso Jimenez (el mismo que tocara y arreglara para la Banda Gigante de Benny Moré), hizo una observación sobre una nota que sonaba mal,(en este caso recuerdo que era la nota Sol del 4to. espacio de la clave de Fa en cuarta linea), alegando que era un error del arreglo...pero el maestro le dijo con firmeza de que el error era del copista y no del orquestador, (en este caso yo), por cuanto la nota era Fa...y estaba correctamente escrita en la partitura…
   Después de haberla ensayado por un tiempo con detenimiento, el maestro comenzo a grabarla y hacer varias tomas hasta determinar cuál era la mejor; decidiéndose entonces por la sexta toma…Después de ello, me llamó y poniéndome el brazo por encima de mis hombros, me invitó a la cabina para escuchar la grabación… a la vez que me dijo algo que quedó grabado para siempre en mi memoria como uno de los grandes elogios que he recibido en mi carrera profesional: “ sigue escribiendo, que lo haces muy bien, todo me ha gustado de tu partitura, está muy bien escrita…¡vas a llegar lejos! ” 
   He aquí un ejemplo de la sencillez que solo poseen los grandes como el gran maestro Adolfo Guzmán, que supo con sus palabras sinceras y alentadoras a la vez, infundir el espiritú de la dedicación en un simple y sencillo joven que desde aquel entonces comenzó a soñar con llegar a ser alguien en la música…

Omar




  
   

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