miércoles, 20 de marzo de 2013

¡Crónicas musicales! "Tú no eres músico"


    "Crónicas musicales"

                                             "Tú no eres músico"


Por Omar Alfonso Reyes Canto


   

   Cuando yo trataba de profesionalizarme a finales de la década de 1960, (ya para entonces había terminado el conservatorio musical a los efectos del solfeo, la teoría y el instrumento), pues me dirigí a cuanto lugar me dijeron que pudiera ser factible el obtener la oportunidad de una evaluación; claro es, con el proposito de poder entrar a trabajar en el sector professional del la musica…

   Así visité muchos lugares en los cuales había algún que otro grupo musical ensayando, con la misma finalidad de lograr la ansiada oportunidad de la evaluación profesional. (Ya hube de escribir algo al respecto en el escrito titulado "Engancharse en el último Tren"). Por lo que puedo decir que, desde el famoso trío "Los Cancilleres", (en un escrito narré de cómo yo transportaba la batería en la guagua para ir a los ensayos; que dicho sea de paso, la batería era prestada; pero bueno, eso es otra historia), hasta un grupo en Buenavista (Marianao), que trabajaba en un nuevo ritmo llamado "Guasanga", que a mi sentido de apreciación musical era muy parecido (pero no igual),  al Mozambique, etc., traté de lograr mi propósito; pero, no fue facil... 
   Pues bien, después de muchos esfuerzos en pos de poder llegar a profesionalizarme, finalmente, alguien me recomendó ir al sindicato de la música, localizado en el edificio de la CTC, en San Carlos y Peñalver, en La Habana. (La CTC son las siglas que representan al sindicato general de los trabajadores cubanos, ( CTC = Central de Trabajadores de Cuba ).
  Así, un buen día me acerqué al lugar referido con la disposición de entrevistarme con el director del sindicato de los músicos, que en aquel entonces era el maestro Celso  Gomez, (quien era un músico de muy buena reputación; tocaba el saxofón tenor). Por supuesto, llevé conmigo mi título de solfeo, teoría e instrumento, (firmado por el director de mi escuela de música, el maestro Armando la Guardia, ( la escuela se llamaba Secundino Vigoa, y estaba localizada en el pueblo del Wajay; a la vez que era  auspiciada por el concervatorio Caturla de Marianao). Además del título de música, llevaba conmigo una carta del maestro Tejera, quien además de ser un excelentísimo primer clarinetista, era el director musical de la otrora Banda de Conciertos de Santiago de las Vegas, (ciudad en la cual nací).  En la carta se hacía constar de que yo había sido un músico de la Banda.
   Depués de haber estado yendo a este sitio por casi un mes, al fin una buena tarde apareció por la puerta el maestro acompañado de otro dirigente del gremio...
   Entonces, después de una breve conversación al respecto de mi interés, el maestro me dijo que lo lamentaba, pero la carta que yo traía no servía para mi propósito, debido a que sólamente se estaban aceptando las cartas que provenían de la Banda del Estado Mayor del Ejercito; en este caso reclutas que, habiendo terminado el Servicio Militar Obligatorio en dicha banda, se iban a incorporar a la vida civil... 
   Entonces, yo le pregunté cuál sería la posibilidad de que un joven como yo pudiera llegar a profesionalizarse, y que, como en mi caso, no habíamos cumplido el Servicio en tal institución... Pero, en vez del maestro contestarme, el otro dirigente me contestó repentinamente: "Ninguna... Porque nosotros sabemos que muchos jóvenes como tú quieren entrar al sector profesional de la música; llana y sencillamente porque evidentemente no quieren trabajar duro"...y acto seguido me dijo, "tú no eres músico"...Y prosiguió: "Por eso es mejor que te dirijas al sector de la construcción, y después de estar unos 2 años en ese sector, vuelve a tratar de lograr profesionalizarte en la música..."
    ¡Vaya qué sorpresa! Por supuesto que noté que el maestro, además de sorprendido, se mostró algo apenado conmigo... De manera que,  sin decir una palabra más al respecto, me despedí y salí del recinto...
    Prosiguiendo en mi lucha, porque, según dice un dicho, "el triunfo es de todo aquel que persiste en su empeño", pues seguí en mi empeño de llegar a profesionalizarme en la música. 
   En el año de 1970,  después de pasar la prueba musical correspondiente, logré entrar en la que considero mi primera gran escuela de la música, "La Banda de Conciertos de Mazorra"(que era una banda que el director del hospital, el doctor Eduardo Bernabé Ordaz, (Comandante de la Revolución), había formado con muchos de los mejores músicos del sector profesional.
   Después de más de un año de haber estado en la Banda, aprobé una audición en la sede del prestigioso Conjunto Folklórico Nacional, comenzando a tocar la batería y hacer mis primeros arreglos musicales para la orquesta del mismo. Esta gran orquesta (mi segunda gran escuela de la música), estaba dirigida por el prestigioso maestro Obdulio Morales.
   También, por otra parte, en 1972 , pude ingresar al curso de dirección orquestal que el maestro Valdés Arnau impartió en el entonces ICR ( hoy ICRT); como también asistí al curso de Análisis Integral en materia de Orquestación, que el maestro Felix Guerrero impartió en el Instituto de Superación Profesional, (hoy día ISA). 
   Y así, un buen día, (creo que alrrededor del año de 1976), el dirigente del Bloque de Orquestas del Buró de Contrataciones Artísticas, me llamó para que resolviera un problema técnico que de repente se había presentado.... Resultaba ser de que la producción musical del cabaret Caribe del Hotel Habana Libre se había parado, debido a que el baterista de la orquesta acompañante se había enfermado repentinamente. Para ese entonces yo me encontraba dirigiendo el grupo orquestal "Los Nómadas", y  habíamos terminado nuestra temporada en el cabaret del hotel Capri (en el Vedado),  lo que significaba que tenía un mes de vacaciones (pagadas, por supuesto). De manera que, ante tal eventualidad, me encaminé hacia el lugar, y sin previo ensayo que no fuera el visual, pude sacar la producción a primera vista...
    Todos los músicos quedaron asombrados de mi técnica de lectura y ejecución, y así me lo hicieron saber...-y hasta hubo algunos que quisieron que definitivamente me quedara en la orquesta... -propuesta que por supuesto decliné con diplomacia;  por considerarla como una falta de ética profesional por parte mía...
   Pues bien, entre esos músicos se encontraba tocando en la cuerda de los saxofones el maestro Celso Gomes; el cual, como era obvio, ya no era dirigente ni se acordaba de mí; habían pasado unos años del incidente... Cuando cambió la producción, y vino otra, -y la música era nueva para todo el mundo en la orquesta-, el director de la misma, (creo que el maestro era de apellido Pereira), me elogió con asombro,y, a la vez, me pidió que le diera tiempo a los músicos para que pudieran sacar sus respectivas frases musicales;  para entonces prosiguir con el ensayo con la orquesta completa al mismo tiempo..."porque estaba como presionando..."
   Entonces, al término del ensayo, y una vez que la producción estaba "asegurada", estábamos todos los músicos en el camerino, cuando el maestro Celso Gomez se acercó a mi y me hizo saber de su asombro y admiración por mi desenvolvimiento al efecto de tocar la batería con tal destreza profesional...Y acto seguido comenzó a preguntarme que a dónde yo había estudiado y con cuál orquesta yo había tocado... "porque, a pesar de que yo era joven, se notaba que tenía años de experiencia en el oficio"... 
   Pues, ante tales elogios e interrogantes por parte del maestro,le contesté con el respeto que él merecía: "Bueno maestro, según la indicación que me hizo su compañero del sindicato hace unos  años, de que me fuera al Ministerio de la Construcción a buscar otro tipo de trabajo que no fuera el de la música"...hoy día no estuviera aquí... resolviendo el problema que se originó"... -y proseguí- "No sé si usted recuerda cuando me dijo: tú no eres músico..."
    Por supuesto que de inmediato el maestro mostró en su rostro una expresión como de verguenza, asombro e incredulidad a la vez... Entonces, después de un breve momento, evidentemente pensando en todo lo acontecido en aquella oportunidad... me ofreció sus disculpas al respecto... las cuales fueron aceptadas...

Omar


Notas. 


   Ante todo quisiera no tener que escribir historias como la presente porque las mismas no son del todo alageñas; pero sé que a veces se hacen necesarias... Por ello, quiero recalcar que todo lo que he expuesto en este escrito es producto de un testimonio personal,- el mío-, como resultado de una experiencia que, negativa y positivamente a la vez, hube de pasar en un tiempo ya lejano... 


   El maestro Celso Gomez fue un gran músico que tuvo una brillante carrera profesional... Su respuesta a mi caso fue honesta; ya que, él no encontraba ninguna solución oficial a casos que, como el mío, seguramente se le habían presentado con anterioridad...


   La respuesta del otro dirigente del sindicato, pienso que, evidentemente, fue un exabrupto producto de la imposibilidad de resolver el problema... Todo lo cual, al haber transcurrido el tiempo, agradezco que haya sido así...(!) Porque de no haber sido así, me hubiera quedado solamente leyendo "crucesitas y palitos"; como me dijere mi amigo de la infancia y colega en la profesión musical, el gran músico Octavio Calderón, primer trompetista de la orquesta del ICR (hoy ICRT), y de la orquesta del maestro Jorrín, el creador del Cha-cha-chá...


La escritura musical para la batería usa cruces (para los platillos, cencerros, etc.) y muchas veces rayas ( palitos), para la indicación de la repetición de un ritmo determinado... Este tipo de escritura musical para la batería y otros instrumentos de percusión, etc.,  es debido, principalmente, a la falta de conocimiento en el ámbito percutivo de la instrumentación, por parte de muchos arreglistas musicales...(!)


   No intento hacer alardes de mis supuestas pasadas dotes musicales para nada...simplemente las menciono porque forman parte vital de la historia... 


   Ahora bien, yo siempre fuí dado a la disciplina del estudio...  A veces solía pasarme más de 10 horas debajo de una mata de mamey, (en la finca en que yo vivía en el reparto Santa Cecilia, situado entre la carretera que va por atrás del aeropuerto, del Wajay a Santiago de las Vegas; yendo por Mulga). Ahí practicaba la batería encima de una latas de aceite vacías con dos palos de guayaba como baquetas,  (porque no tenia instrumento). Tocaba cuanto papel de música llegara a mis manos y leía todo tipo de literatura musical... También, comenzaba a escribir mis primeros arreglos musicales para la orquesta del Folklórico, los cuales comenzaba a ejecutarlos, -por partes-, en una Lira que mi amigo y gran pianista, apodado "El Apache", me prestara por un tiempo... hasta que se la envié de vuelta con otro amigo mutuo, Carlos Paredes, baterista al igual que yo...  

Omar




   

 
   

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